El Archivo Secreto Vaticano, que ha servido a la Santa Sede durante más de 400 años, tendrá un nuevo nombre aunque siendo uno de los centros de investigación histórica más importantes y famosos del mundo, no cambiará su identidad, ni su estructura, ni misión.
Así lo ha decidido el Papa Francisco, comunicándolo en una carta apostólica en forma de Motu proprio, donde el Pontífice indica que se llamará Archivo Apostólico Vaticano, ya que se trata de una institución que conserva un patrimonio documental "tan valioso para la Iglesia católica como para la cultura universal".
Archivo Privado del Papa
En la carta, el Santo Padre explica las razones de este cambio recordando que, originalmente, el término "secretum" tenía un significado preciso: indicaba que por deseo del Papa Pablo VI, la institución que fue establecida en 1612, "no era más que el archivo privado, separado y confidencial" del Pontífice. De esta manera lo han llamado todos los Papas -recuerda Francisco- y así "los estudiosos siguen llamándolo todavía hoy" atribuyendo su correcto valor.
Cambios semánticos
Mientras se mantuviera firme el "estrecho vínculo entre la lengua latina y las lenguas que de ella se derivan", no era necesario, escribe el Papa Francisco, "explicar o incluso justificar este título de Archivum secretum". Pero "con los progresivos cambios semánticos" que han tenido lugar "en las lenguas modernas y en las culturas y sensibilidades sociales de las diferentes naciones", el término secretum combinado con el Archivo Vaticano ha generado malentendidos y "matices ambiguos, incluso negativos".
Se ha perdido el auténtico sentido de "secretum"
El Obispo de Roma indica por tanto, que ha perdido progresivamente "el verdadero significado del término secretum". Esta palabra, en cambio, se asocia al concepto expresado por el término moderno "secreto": «En algunos ámbitos y ambientes, incluso de cierta importancia cultural -escribe el Pontífice-, esta expresión ha adquirido la acepción perjudicial de "oculto", que no debe ser revelado sino reservado a unos pocos». Francisco observa: "Todo lo contrario de lo que el Archivo Secreto Vaticano siempre ha sido y pretende ser".
El Archivo y la Santa Sede
El nuevo nombre, explica finalmente el Papa, pone de relieve "el estrecho vínculo entre la Sede Romana y el Archivo, instrumento indispensable del ministerio petrino". Al mismo tiempo, subraya "su inmediata dependencia del Romano Pontífice, así como ya sucede en paralelo con el nombre de la Biblioteca apostólica vaticana".
El patrimonio a proteger y consultar
La actividad del Archivo se desarrolla en dos direcciones principales: por un lado, la protección del patrimonio documental, favoreciendo las condiciones de conservación que salvaguardan su integridad, y por otro, su valorización como memoria histórica de la actividad milenaria de la Iglesia.
Cada año, los Archivos acogen a unos 1.500 becarios de más de 60 países. Dirigiéndose a los archiveros eclesiásticos, el 26 de septiembre de 1963, Pablo VI pronunció estas palabras: "Nuestros escritos de papel son ecos y vestigios [...] del paso del Señor Jesús en el mundo. Es por ello, que rendir culto a estos papeles, documentos y archivos, significa, en consecuencia, rendir culto a Cristo, tener el sentido de la Iglesia, darnos a nosotros mismos, y a los que vendrán, la historia del paso del transitus Domini en el mundo".
Fuente: Vatican News, servicio del 28 de octubre de 2019