La Secretaría de Estado de la Santa Sede anunció el 30 de diciembre la constitución por el Papa Benedicto XVI de la Autoridad de Información Financiera (AIF) creada para prevenir cualquier tipo de actividad económica ilegal.
El comunicado recuerda que el Motu Propio del Papa Benedicto XVI ordena que estas normas sean de aplicación para los organismos y entidades dependientes de la Santa Sede como "el Instituto para las Obras de Religión (IOR), reafirmando el compromiso del mismo para obrar de acuerdo con los principios y los criterios internacionalmente reconocidos".
Asimismo reitera que la AIF es un "organismo autónomo e independiente con tareas incisivas de prevención y contraste del reciclaje y de la financiación del terrorismo en relación con cualquier sujeto, persona física o jurídica, ente y organismo de cualquier naturaleza del Estado de Ciudad del Vaticano, de los dicasterios de la Curia Romana y de todos los organismos y entes dependientes de la Santa Sede".
El comunicado señala luego que el presidente y miembros del consejo directivo de la AIF son nombrados por el Santo Padre y tienen como "cometido emanar disposiciones complejas y delicadas de desarrollo, indispensables para garantizar que los sujetos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad Vaticano respeten las nuevas e importantes obligaciones de anti-reciclaje y de anti-terrorismo a partir del 1 de abril de 2011, fecha de entrada en vigor de la ley".
"La experiencia indicará las eventuales exigencias de perfeccionamiento e integración del marco jurídico para la prevención y la lucha contra el reciclaje y la financiación del terrorismo a los principios y normas vigentes en la comunidad internacional; estas necesidades podrían preverse debido a la disponibilidad ya expresada por la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano para tratar con los organismos internacionales competentes activos en el frente de la lucha contra el reciclaje y la financiación del terrorismo".
Finalmente el texto señala que "esta nueva normativa se inscribe en el compromiso de la Sede Apostólica por construir una convivencia civil justa y honesta. En ningún momento, por lo tanto, se pueden descuidar o minimizar los grandes ‘principios de la ética social, como la transparencia, la honestidad y la responsabilidad’".