La Comisión de Episcopados de la UE y países candidatos y la Conferencia de Iglesias Europeas, que engloba a católicos, protestantes y ortodoxos, autores del texto.
BRUSELAS. ¿Es la Unión Europea un «club cristiano»? La cuestión está más que nunca en el centro del debate en Bruselas, ahora que se están dando los últimos toques al tratado que se convertirá en la futura Constitución de la Unión. Por ello, los líderes cristianos de Europa piden que el proyecto acoja expresamente el respeto a la libertad religiosa y reconozca como interlocutores de la Unión a las comunidades religiosas.
En una carta redactada por la Comisión de los Episcopados católicos de la Comunidad Europea (COMECE) y la Conferencia de las Iglesias Europeas, en la que están representadas también los protestantes y ortodoxos, se afirma que es necesario que la reforma institucional de la UE incluya una alusión a la religión. Aunque no se pide directamente que figure una mención a la herencia de la civilización cristiana en el preámbulo, sí consideran que «un tratado constitucional, destinado a guiar a la Unión a través de los próximos decenios, y que no haga ninguna referencia a la religión, a las Iglesias o las comunidades religiosas, dejaría un gran vacío».
El documento, redactado en septiembre por las dos organizaciones cristianas más importantes de Europa como aportación a la Convención Europea que preside el ex presidente francés Valery Giscard D´Estaing, será entregado también este viernes al presidente de la Comisión, Romano Prodi, que tiene previsto reunirse con los obispos católicos que acudirán a la Reunión Plenaria de Otoño de la COMECE en Bruselas.
Tres puntos claves
Las sugerencias del documento se concentran en tres puntos, que según se indica podrían aparecer juntos como diversos párrafos de un «artículo de síntesis final» o insertados por separado «en el contexto apropiado». Los tres artículos son los siguientes: «La Unión Europea reconoce y respeta el derecho de las Iglesias y de las Comunidades religiosas de organizarse libremente, en virtud del derecho nacional, según sus convicciones y sus estatutos y de proseguir sus finalidades religiosas en el respeto de los derechos fundamentales». «La UE respeta la identidad y la contribución específica de las Iglesias y las comunidades religiosas y mantiene con ellas un diálogo estructurado». «La UE respeta y no prejuzga el estatuto del que gozan, en virtud del derecho nacional, las Iglesias y las Comunidades religiosas en los Estados miembros. Igualmente respeta el estatuto de las organizaciones filosóficas y no-confesionales».Este último punto es el único que tiene ya un respaldo jurídico, puesto que fue aprobado como declaración anexa al Tratado de Amsterdam, pero se pretende ahora que sea recogido en una posición más relevante.
La COMECE ha redactado en solitario varios documentos destinados a la Convención en los que se recogen aspiraciones como la «invocación a Dios» en el preámbulo, aunque también se subraya que a la vista de las sensibilidades diferentes en cada país (Alemania o Polonia lo incluyen, mientras que Francia sin embargo declara abiertamente la laicidad del Estado) se recomienda buscar «un punto común entre las diferentes tradiciones constitucionales». Giscard se reunió con Juan Pablo II en el Vaticano el pasado 2 de noviembre y «tomó nota de las sugerencias y preocupaciones del Papa», que según fuentes de toda solvencia están «bien reflejadas» en los tres puntos del documento ecuménico.
La polémica candidatura de Turquía
El debate sobre la identidad religiosa de Europa se ha mezclado de forma a veces virulenta con la polémica que rodea la candidatura de Turquía, un país musulmán donde acaba de llegar al poder un partido confesional islámico. Giscard es de los que piensan que la entrada de Turquía «sería el fin de la Unión», aunque oficialmente la Unión sostiene que la condición religiosa de un país no está en discusión, sino solamente los criterios de respeto a los valores democráticos e institucionales comunes.
Ciertos sectores democristianos del Partido Popular Europeo son los únicos que han apoyado que en la definición de los valores fundamentales de la Unión aparezcan referencias religiosas. El Vaticano apoya también una referencia de este tipo, atendiendo al hecho de que los cristianos son la inmensa mayoría de los ciudadanos europeos, pero le preocupa más que la nueva Constitución de la Unión recoja explícitamente el derecho a la libertad religiosa y la personalidad jurídica de las Iglesias.
Fuente: Diario Abc, Madrid 17 de noviembre de 2002