Comunicado ante ciertas informaciones que se han difundido sobre el posible uso de la Catedral de Córdoba (antigua Mezquita Mayor de Córdoba) por los musulmanes.
Recientemente se han escuchado peticiones de ciertos exponentes de la comunidad musulmana en España solicitando el uso de la catedral de Córdoba para hacer la oración pública en algunas ocasiones, por razones ecuménicas y de diálogo interreligioso; otros exponentes musulmanes han pedido la entrega de la Catedral. En ambas peticiones el motivo principal es el hecho de que la actual Catedral de Córdoba fue la Mezquita Mayor de la ciudad en la época de gobierno musulmán en España. Como es sabido, en el actual edificio se puede contemplar buena parte de la estructura y de los elementos decorativos de la anterior mezquita, incluida una estancia tan señalada como el mihrab desde el cual el Califa de Córdoba dirigía la oración.
El Obispo de Córdoba ya ha respondido puntualmente a estas peticiones, resaltando que el uso conjunto de la Catedral no resultaría beneficioso para ambas comunidades al crear confusión entre los fieles.
Es oportuno recordar que el diálogo interreligioso y la oración en los lugares sagrados son cuestiones distintas. La Iglesia Católica desde hace varios decenios tiene establecido el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso que se ocupa del diálogo con otras comunidades religiosas no cristianas, entre las cuales la más importante sin duda es la musulmana. No se conoce una institución semejante en el mundo musulmán. Los representantes oficiales de los fieles musulmanes que quieran iniciar el diálogo interreligioso tienen dónde acudir, lo cual no ocurre con los representantes oficiales católicos.
Lo que el Obispo de Córdoba desea evitar es la oración pública de los musulmanes en la catedral de Córdoba (antigua mezquita). Pero para rezar en privado no hace falta pedir permiso a nadie: los musulmanes que lo deseen pueden entrar en la actual catedral de Córdoba con las mismas condiciones que los demás ciudadanos, y en privado pueden rezar si quieren. En la catedral de Córdoba nadie les preguntará si en su interior están rezando a Dios según sus creencias. Esta situación contrasta con la de la mayoría de las mezquitas del mundo -incluidas las actuales mezquitas españolas- que impiden el paso a la sala de oración a cualquiera que no sea musulmán. En algún país -señaladamente Arabia Saudí- incluso está prohibida la oración en privado de los cristianos, los cuales no pueden rezar ni en la intimidad de sus hogares. Se han dado casos de expulsión de cristianos porque han sido descubiertos rezando en sus casas.
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Los exponentes musulmanes citan el ejemplo del Papa Juan Pablo II, que en Damasco fue el primer Papa en ir a rezar a una mezquita; o el de Benedicto XVI, que acudió a rezar a la Mezquita Azul de Estambul en su reciente viaje a Turquía. Estos dos casos -afirman- es un ejemplo de que el Obispo de Córdoba debería ceder la catedral de Córdoba para la oración de los musulmanes. Ciertamente ambos Pontífices han rezado en mezquitas. Pero ambos hechos dan ejemplo de la verdadera voluntad por parte católica de hacer un gesto de acercamiento. Estos gestos aún no han sido correspondidos por parte musulmana. Sorprende que pidan más gestos a los católicos, cuando ya se han dado dos de la magnitud de los citados y no se puede citar ninguno equivalente por parte musulmana. Antes de pedir más gestos a los católicos, deberían ser los musulmanes los que demostraran verdadera voluntad de diálogo con algún gesto.
Es cierto que la actual Catedral de Córdoba fue la Mezquita Mayor durante el Emirato y el Califato de Córdoba, o por decirlo con más precisión se aprovechó la mayor parte del edificio, porque se hicieron las adaptaciones necesarias. Lo cual no justifica que casi ocho siglos después el edificio deba ser entregado a la comunidad musulmana. Como ha señalado el Obispo de Córdoba, antes de ser mezquita el edificio fue iglesia cristiana construida entre los siglos IV y VI, al final del periodo romano y durante el reino visigodo. Los exponentes musulmanes que hacen esta petición deberían explicar por qué retroceden en la historia sólo hasta el siglo VIII, ignorando la historia anterior del edificio. Parece que es arbitrario fijarse en una época ignorando las demás.
Por lo dicho, se puede comprobar que la catedral de Córdoba ha sido iglesia cristiana durante once siglos y ha sido mezquita durante cinco. En su actual configuración, la comparación es de cinco siglos como mezquita y ocho siglos como catedral. Los representantes musulmanes también deberían explicar por qué deben pesar más los cinco siglos como mezquita que los once siglos como iglesia cristiana.
Además, si hubiera que entregar la Catedral de Córdoba u otros edificios religiosos de España a la comunidad musulmana en atención a su uso anterior, se debería aplicar el mismo criterio a las mezquitas musulmanas que anteriormente fueron iglesias. Si se aplicara este criterio con rigor, los musulmanes no deberían rezar en casi ninguna mezquita histórica entre Marruecos e Irán, porque la mayoría de ellas fueron iglesias antes que mezquitas. Por supuesto esto incluiría la antigua basílica de Santa Sofía en Estambul. Si este criterio se aplicara a los edificios que usaron otras religiones además de la cristiana, los musulmanes en coherencia deberían entregar las mezquitas de la explanada del Templo en Jerusalén (edificadas en el solar del Templo de Salomón), e incluso la Mezquita de La Meca, el lugar más sagrado para los musulmanes, pues fue un importante centro de culto pagano hasta la época de Mahoma.
Se podrían añadir otras argumentaciones de tipo jurídico como la inseguridad que crearía tal petición de los musulmanes o la ignorancia de la institución de la prescripción. Baste concluir con la consideración de la reciprocidad, puesto que los ciudadanos musulmanes tienen plena libertad en los países occidentales, mientras que los cristianos tienen limitada la libertad religiosa en los países musulmanes.
Pedro María Reyes Vizcaíno
Enero de 2007