“Conozco una familia católica que los viernes de Cuaresma se da un atracón de mariscos...”
Ya estamos en cuaresma, periodo que la Iglesia quiere que dediquemos a la conversión y a las obras de penitencia. Y entre ellas, además de las que cada uno quiera ofrecer al Señor, destacan dos que nos unen a todos los católicos, el ayuno y la abstinencia que hacemos ciertos días y con determinadas condiciones.
Pienso que estas prácticas, además de que nos vienen muy bien a nuestras almas, entrañan cierta perplejidad entre nuestros conciudadanos. Tanto, que vivirlas como indica la Iglesia, nos señala ante los demás como católicos practicantes. Seguro que los que lean este artículo podrán narrar algunas ocasiones que en viernes de cuaresma pidieron pescado para comer en el trabajo o en una reunión familiar, y surgieron conversaciones sobre ello e incluso burlas o desprecio abierto a las normas de la Iglesia.