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Presentación de la instrucción Dignitas Connubii

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El Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos ha publicado el 8 de febrero de 2005 la instrucción Dignitas Connubii (La dignidad del matrimonio) con la que se busca ayudar a los tribunales diocesanos e interdiocesanos en las causas de nulidad matrimonial. Hubo una presentación para la prensa en la que participaron el Cardenal Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos; el arzobispo Velasio de Paolis, secretario del la Signatura Apostólica; el decano de la Rota Romana, monseñor Antoni Stankiewicz; y el arzobispo Domenico Sorrentino, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

El texto, de 219 páginas, subdividido en 15 capítulos y 308 artículos, ha sido elaborado por el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos con la participación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Congregación para el Culto Divino, así como del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica y del Tribunal de la Rota Romana. La instrucción es aplicable sólo a los tribunales de la Iglesia latina (no afecta a los de las Iglesias orientales católicas), y tampoco afecta a los procesos de disolución del vínculo conyugal. La instrucción es fruto de un largo trabajo, emprendido en 1996, por petición explícita de Juan Pablo II. Entre las instrucciones, se recuerda -de acuerdo con el canon 1405 § 1- que «compete únicamente al Romano Pontífice el derecho de juzgar las causas de nulidad de matrimonio de los jefes de Estado».

Definida en la presentación a la prensa por el cardenal Julián Herranz como «una especie de vademécum», esta guía ayuda a interpretar el Código de Derecho Canónico, cuyas leyes para la declaración de la nulidad de un matrimonio siguen integralmente en vigor. «Dignitas connubii quiere ser una ayuda para los jueces y los que trabajan en los tribunales eclesiásticos, a quienes se ha confiado el sagrado oficio de la decisión en las causas de nulidad de matrimonio», según el cardenal Herranz.

El deseo de las personas responsables de redactar la instrucción Dignitas Connubii es que los procesos de nulidad matrimonial se desarrollen con un gran respeto de la jurisprudencia y con celeridad. Para ello, los eclesiásticos que intervinieron animaron a los obispos a formar a personas en esta disciplina.

Prevención de las nulidades matrimoniales

La ciencia canónica. Universidad de Valladolid (España)
La ciencia canónica.
Universidad de Valladolid
(España)

En la presentación a la prensa, el cardenal Herranz aclaró que algunos tienen la tentación de malinterpretar «los procesos de nulidad», «como si fueran simplemente caminos para obtener el divorcio con el aparente beneplácito de la Iglesia». De este modo, reconoció, «a través de una hábil manipulación de las causas de nulidad, cualquier matrimonio fracasado se convertiría en nulo».

Los Papas, sin embargo, continuó diciendo, «han mostrado muchas veces el auténtico sentido de las nulidades matrimoniales, inseparable de la búsqueda de la verdad, pues la declaración de nulidad no es en ningún modo una disolución de un vinculo existente, sino más bien la constatación, en nombre de la Iglesia, de la inexistencia desde el inicio de un verdadero matrimonio». El artículo 23 establece que «todos los obispos deben constituir para su propia diócesis un tribunal diocesano». Por el momento, existen ochocientos tribunales diocesanos o interdiocesanos de la Iglesia latina, que afrontan casi exclusivamente causas de nulidad matrimonial.

Los datos más recientes sobre nulidades matrimoniales -relativos al año 2002- señalan un «aumento enorme en las últimas décadas», especialmente en América del Norte y en Europa. «De los 56.236 procesos ordinarios de declaración de nulidad, 46.092 recibieron una sentencia afirmativa», informó el arzobispo Velasio de Paolis, secretario del Tribunal de la Signatura Apostólica, tribunal supremo de la Iglesia, en la presentación a la prensa de la instrucción «Dignitas Connubii». «De éstas, 343 se emanaron en África, 677 en Oceanía, 1.562 en Asia, 8.855 en Europa y 36.656 en América, de las cuales 30.968 en América del Norte y 5.688 en Centroamérica y Sudamérica», añadió.

Las causas de este crecimiento no se pueden cifrar en un solo elemento, sino que -para monseñor de Paolis- se dan sobre todo tres motivos. En primer lugar, mencionó «una difundida secularización que comporta concepciones erradas del matrimonio con respecto al ideal propuesto por la Iglesia». A continuación, dijo que se da «un conocimiento más preciso de la psicología de la persona humana», que «permite darse cuenta de que en determinados casos el consentimiento matrimonial no es suficiente para ligar a dos personas en el vínculo matrimonial». En tercer lugar, aclaró, se trata de un «hecho de conciencia»: «muchos fieles, que han alcanzado el divorcio y por ello podrían recurrir a nuevas nupcias según la ley civil, piden la declaración de nulidad, pues saben que para un católico el matrimonio válido sólo puede celebrarse según las leyes de la Iglesia».

Monseñor De Velasio añadió un cuarto motivo: «en algunas partes no hay tribunales adecuados para acoger las cusas». De hecho parece significativo que este aumento se dé en países de antigua tradición cristiana, pues cuentan con más facilidad para formar tribunales.

El cardenal Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, opinó que hay menos causas de nulidad en África y Asia, «pues quizá se da una mayor estabilidad del matrimonio», pero añadió que «puede ser que sea también porque el acceso a los tribunales es más difícil, pues a veces son pocos o cubren áreas muy grandes». El purpurado español señala que «no sólo los ricos tienen acceso a la nulidad matrimonial» y explica que con la nueva instrucción se quiere facilitar la posibilidad a cualquier católico de solicitar la nulidad del matrimonio en caso necesario, independientemente de sus posibilidades económicas.

El aumento de las causas de nulidad demuestra que el matrimonio necesita una pastoral «preventiva», constató este martes el arzobispo Domenico Sorrentino, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos durante la presentación a los medios de comunicación de la instrucción vaticana Dignitas connubii. Su propuesta es crear «una acción preventiva a través de la eficaz preparación de los cónyuges cristianos al matrimonio y del apoyo a las familias en su vida diaria». «El mismo rito del matrimonio, con las adaptaciones peculiares a las diferentes realidades eclesiales, ayuda a los cónyuges a tomar conciencia de su decisión», explicó a los periodistas el secretario del Culto Divino.

Por lo que se refiere a la cuestión económica, el decano de la Rota Romana, monseñor Antoni Stankiewicz, explicó que «de las 141 causas llegadas a la Rota Romana en 2004, un 69% gozaron de patrocinio gratuito», es decir, las partes involucradas no participaron en los gastos.

Pastoral de los divorciados

Los divorciados «no están excomulgados» «y no deben sentirse discriminados ni marginados», según el cardenal Julián Herranz. Recordó, sin embargo que los divorciados que se han vuelto a casar civilmente «son privados de la comunión eucarística». Esta privación tiene lugar mientras «se dé una situación pública y continua de pecado y la persona no haga nada por mejorar su situación», aclaró el cardenal Herranz. El cardenal se mostró partidario de incentivar la pastoral de los divorciados y recordó que son «plenamente miembros de la Iglesia».

También el arzobispo Domenico Sorrentino, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos avaló esta propuesta: «Se habla justamente de una pastoral de los divorciados que atiende a los cristianos que viven en situación de irregular, pero no están excomulgados». «Se da la urgencia de salir al paso de las personas heridas y que sufren por las infelices vicisitudes matrimoniales, a veces separadas y divorciadas a pesar de ellos», añadió Sorrentino.

Para Sorrentino, un documento como Dignitas Connubii, de carácter técnico-jurídico, «constituye una fuerte provocación a la coherencia cristiana y llama a un compromiso pastoral más eficaz».

En la misma línea se situó el cardenal Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos en la rueda de prensa. «A través del esfuerzo de personal y de medios dedicados a este sector de su pastoral, la Iglesia quiere contribuir a un gran objetivo que es central en el pontificado de Juan Pablo II: el bien del matrimonio y de la familia», aclaró el purpurado español.